Muchas veces por la rutina del día al día, nos olvidamos de
detenernos un momento para conversar con nuestro Dios, nuestro Padre, es importante saber que nunca hemos dejado de estar en la presencia de
Dios, ha sido su Espíritu, esa ha sido su gran promesa, un amor gratuito e incondicional,
allí esta con su mirada permanente, hablando, amando y lo hace a través de su Espíritu
Santo, ese fuego interior que sentimos al conversar con él, es imposible
conocerle y no sentirle, su fuego de amor deja huella .
No nos olvidemos, no nos dejó huérfanos nos dejó su Espíritu
Santo, su presencia, descansemos en él, confiemos en él dejemos nuestra mochila
pesada junto a él.
©Beatriz Martín
13/11/17