Aunque te sientas defraudado, sin ánimo, en plan reclamo, preguntando por qué a mi, debes dejarte abrazar por él, por su amor y su abrazo.
En la 2da. carta de Corintios 1:4 nos dice “el que nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”.
En la mayoría de nuestras pruebas cuando estamos muy atribulados, no vemos la mano de Dios, nos sentimos huérfanos y no es así. En realidad llora contigo, está contigo. Por ello es importante que lo buques, cierres tus ojos y dejarte arropar por él, seguro encontraras la fortaleza suficiente, para seguir caminando a oscuras y trasmitir a otros, fortaleza. Serás tú quien les diga, el Señor es nuestro consuelo. No olvidemos que al ser consolados somos el instrumento de Dios para llevar su palabra y su aliento.
Así que amigos no dudemos ni por instante que Dios nos abandona, sino mas que nunca busquemos su compañía, rogando serenidad para seguir en la tribulación que nos ha tocado, les aseguro que el Señor es el único que nos dará consuelo de verdad.
“Bienaventurados los que lloran porque serán consolados”.
Que Dios les bendiga
©Beatriz Martín
24/09/2021