Muchas veces nos hemos sentidos
decepcionados, o cansados de orar, suplicamos y suplicamos, pero pareciera que Dios no escucha y pasa de
nosotros. Sin embargo no debemos olvidar
que Dios está pendiente de nuestra
felicidad, y no de nuestro pecado o errores, no lo olvidemos. Mas bien cerremos los ojos y confiemos que nuestra
oración será escuchada y nos auxiliará en el momento menos esperado. No desesperemos,
no se desanimen, recordemos es
nuestro Padre que está en los cielos y nos ama.
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