En estos días estuve leyendo una parábola, en Mateo 13, que nos dice que el Reino de Dios es semejante a un tesoro escondido que lo encuentras en un campo, te emocionas, lo vuelves a esconder y compras todo el campo.
Yo me quedo pensando, qué me querrá decir nuestro amigo Jesús de Nazareth. Entiendo que tú Señor, eres el tesoro escondido, un tesoro reluciente lleno de luz y de gloria, que atrapa tu corazón, lo llenas de alegría, de esperanza, y de fe.
Recuerdo mi primer retiro espiritual por allá por los 80, cuando daban la charla del “Amor de Dios”, decían “Dios te ama tal como eres, no está pendiente de tu pecado, sino de que seas feliz”, eso me pareció tan bonito, pero a la vez tan increíble, porque con lo tremenda y fiestera que yo era, me decía: Dios me ama a mi ? Jooo. Ha sido el mejor tesoro que me encontré en décadas.
Pero regresando a nuestro tesoro, cuando tú encuentras el tesoro, te viene de forma gratuita, lo mismo le pasó al hombre de la parábola, no se lo esperaba, por ello decide comprar el campo. Pero, ¿qué significa el campo?. El campo hay que cuidarlo, cultivarlo, regarlo, hacerlo crecer y de allí nuestro compromiso de llevar el tesoro a todas partes, que se nos note que Dios está dentro de nosotros, con el compromiso de atender a nuestro vecino, amigo o un familiar, asumir la cruz de cada día con alegría. Dar testimonio de ser cristianos en el siglo 21. Sabemos que hoy mas que nunca Dios nos necesita.
Cuidemos ese tesoro porque el que no lo tiene se consigue con la muerte y entonces de qué te vale tanta riqueza, sino la compartes. Nosotros en cambio gracias a la fe, no le tenemos miedo a la muerte, porque es solo el paso para encontrarnos con él. Que Dios nos de la gracia de fe y del compromiso en estos tiempos de tribulación.
Que Dios les bendiga, hasta la próxima.
©Beatriz Martín
15/02/23
