Hola amigos, hoy nos vamos acercar a María, la Madre de Jesús. Nuestra Madre. Cuando asistí por primera vez a las reuniones de la Renovación Carismática Católica, me enseñaron tres frases para comenzar a orar:
- Sangre preciosa de Cristo protegeme.
- Amor de Cristo protegeme.
- Manto de María cúbreme.
Y yo agregaría -Llagas de Cristo séllame.
Volviendo a nuestra Madre, El manto de María es una entrañable imagen que tiene para nosotros un hondo significado: la protección de la Virgen, su auxilio y amparo, en nuestro caminar como discípulos de Jesucristo.
Nos cobijamos bajo el manto de María para ser protegidos y amparados en el combate contra las fuerzas del maligno, porque como dice el apóstol San Pablo nuestra lucha no es contra "la carne y la sangre", sino contra los espíritus que están en el aire, los dominadores del mundo de tinieblas (Ef. 6, 12).
En este combate, María ha sido envuelta en un manto de triunfo, como novio que se pone la corona o novia que se adorna con sus joyas. Ella es la Virgen de la victoria, llamada a aplastar bajo sus pies inmaculado la cabeza de la serpiente.
Nos cobijamos bajo el manto de María para que su amor maternal nos guarde de las seducciones del mundo: la concupiscencia de los ojos, la soberbia de la vida, la vanidad de las riquezas.
Bajo el manto de María, la Virgen fiel, aprendemos a obedecer a Jesucristo, el Señor, tomando como guía el Evangelio, y viviendo dignamente nuestro llamamiento y elección, practicando sobre todo el mandamiento nuevo del amor.
Nos cobijamos bajo el manto de María, Reina y madre de misericordia, para que el torrente del amor misericordioso del Señor se derrame sobre nosotros como un río de agua viva. Ella le presenta a Cristo nuestros pecados, porque ella misma es acueducto, como dice san Bernardo, de las misericordias del cielo. Bajo el amparo de María, el tesoro de la misericordia infinita de Dios se abre para nosotros, una gracia que experimentamos especialmente cuando nos acercamos al sacramento de la reconciliación y somos liberados de la atadura de vicios y pecados.
En esta hora en que la Iglesia está a las puertas de un nuevo Sinodal, queremos pedir a la Santísima Virgen que cubra bajo su manto maternal a todo el pueblo de Dios, que guarde íntegramente la fe de los cristianos, y, sobre todo, que atraiga sobre la Iglesia la efusión del Espíritu Santo, para que nos alegremos en la venida del Señor, y se renueve en todos la esperanza.
Por eso siempre tengamos en nuestro corazón
“Manto de María cúbrenos”
Hasta la próxima, que Dios les bendiga.
©Beatriz Martín
11/08/2023
Un abrazo y feliz finde.
ResponderEliminarHola Rafael mil gracias un abrazo
EliminarFeliz verano. Que Dios te Bendiga Beatriz!
ResponderEliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
Hola A.S. que alegría verte por aqui muchísimas gracias, la verdad me tome un descanso con la familia, igual para ti un fuerte abrazo
EliminarHola amiga. Estuve ausente de mi blog y del resto.
ResponderEliminarAcabo de leerte y que paz.
Ahora se acabaron las vacaciones y volvemos a recomenzar.
Un abrazo, Bea.
Mónica
Hola amiga que bueno saber de ti si nuevamente a la rutina, un fuerte abrazo
EliminarHola Beatriz, hermoso texto. Besos
ResponderEliminarGracias mi niña, gracias por pasar, un beso
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