Una llovizna de nostalgias me abruma,
la cercanía del cansancio me alerta,
mi alma se encoge la esperanza se aleja,
mientras el miedo toca la puerta.
Despabilo y acudo al Corazón de Jesús,
al Santísimo Sacramento,
imágenes que llegan a mi mente,
le ruego que escuche mi lamento.
Siento que no puedo mas, entonces recuerdo
“todo lo puedo en aquel me fortalece”,
el susurro llega “Hijita mía descansa”
en las horas del duelo cansino, siente mi abrigo.
Yo soy el Padre, yo soy el Hijo, yo soy el Santo Espíritu,
el que siempre está contigo.
En instantes un nuevo alba vi nacer,
y mi alma en su presencia sonrió.
©Beatriz Martín
05/04/2025
Muy bello Beatriz. Besos
ResponderEliminarGracias Inma por tu huella y visita besos
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