“7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8
Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá. y sigue la palabra ….. 9 ¿O qué hombre hay entre vosotros que si su
hijo le pide pan, le dará una piedra, 10 o si le pide un pescado, le dará una
serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas
buenas a los que le piden? 12 Por eso, todo cuanto queráis que os hagan los
hombres, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los
profetas”.
Mateo:
7,7-12
Por ello no descansemos en orar,
en rogar a Dios por nuestras intenciones, por muy difíciles que nos parezca, él
siempre escucha y nos atiende.
Nos rendimos en sus brazos, en un acto de
confianza como de un hijo a un padre y hacemos lo que nos corresponde, lo demás, lo dejamos en manos de Dios, con fe y
aguarda que nuestro Padre ya no s escuchó.
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